Es
verdad, pues: reprimamos
esta
fiera condición,
esta
furia, esta ambición,
por
si alguna vez soñamos.
Y
sí haremos, pues estamos
en
mundo tan singular,
que
el vivir sólo es soñar;
y
la experiencia me enseña,
que
el hombre que vive, sueña
lo
que es, hasta despertar.
Sueña
el rey que es rey, y vive
con
este engaño mandando,
disponiendo
y gobernando;
y
este aplauso, que recibe
prestado,
en el viento escribe
y
en cenizas le convierte
la
muerte (¡desdicha fuerte!):
¡que
hay quien intente reinar
viendo
que ha de despertar
en
el sueño de la muerte!
Sueña
el rico en su riqueza,
que
más cuidados le ofrece;
sueña
el pobre que padece
su
miseria y su pobreza;
sueña
el que a medrar empieza,
sueña
el que afana y pretende,
sueña
el que agravia y ofende,
y
en el mundo, en conclusión,
todos
sueñan lo que son,
aunque
ninguno lo entiende.
Yo
sueño que estoy aquí,
de
estas prisiones cargado;
y
soñé que en otro estado
más
lisonjero me vi.
Qué
es la vida? Un frenesí.
Qué
es la vida? Una ilusión,
una
sombra, una ficción,
y
el mayor bien es pequeño;
que
toda la vida es sueño,
y
los sueños, sueños son.
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