POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

jueves, 5 de noviembre de 2009

CARTA SIN FECHA


Amigo:

Sé que existes, aunque ignoro tu nombre,
no lo he sabido nunca, ni lo quiero saber.


Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre,
que es el único modo de hablar de una mujer.

Esa mujer es tuya, pero también es mía,
y es un pecado, es cierto, si es pecado el amor.
Pues el rosal marchito que ya no florecía
no se siente culpable si le brota una flor.

Ahora es de noche y llueve, yo te llamo mi amigo.
Yo que corte una rosa que era tuya, quizás. 
Y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo;
y tú, que no lo sabes, no la despertarás.


No importa lo que sueña, déjala así, dormida,
yo seré como un sueño sin mañana ni ayer.
Y ella irá de tu brazo para toda la vida,
y abrirá las ventanas en el atardecer.
Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino.
Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar,
y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino,
ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.

Y pasarán los años favorables o adversos,
y se abrirán las rosas que crecen porque sí.
Y yo no sabré nunca si has leído estos versos
ni tu sabrás, tampoco, que los hice por ti.

jueves, 5 de noviembre de 2009

CARTA SIN FECHA


Amigo:

Sé que existes, aunque ignoro tu nombre,
no lo he sabido nunca, ni lo quiero saber.


Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre,
que es el único modo de hablar de una mujer.

Esa mujer es tuya, pero también es mía,
y es un pecado, es cierto, si es pecado el amor.
Pues el rosal marchito que ya no florecía
no se siente culpable si le brota una flor.

Ahora es de noche y llueve, yo te llamo mi amigo.
Yo que corte una rosa que era tuya, quizás. 
Y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo;
y tú, que no lo sabes, no la despertarás.


No importa lo que sueña, déjala así, dormida,
yo seré como un sueño sin mañana ni ayer.
Y ella irá de tu brazo para toda la vida,
y abrirá las ventanas en el atardecer.
Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino.
Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar,
y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino,
ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar.

Y pasarán los años favorables o adversos,
y se abrirán las rosas que crecen porque sí.
Y yo no sabré nunca si has leído estos versos
ni tu sabrás, tampoco, que los hice por ti.

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