La renuncia
He renunciado a ti.
No era posible
Fueron vapores de la
fantasía;
son ficciones que a
veces dan a lo inaccesible
una proximidad de
lejanía.
Yo me quedé mirando
cómo el río se iba
poniendo encinta de
la estrella...
hundí mis manos locas
hacia ella
y supe que la
estrella estaba arriba...
He renunciado a ti,
serenamente,
como renuncia a Dios
el delincuente;
he renunciado a ti
como el mendigo
que no se deja ver
del viejo amigo;
Como el que ve partir
grandes navíos
como rumbo hacia
imposibles y ansiados continentes;
como el perro que
apaga sus amorosos brios
cuando hay un perro
grande que le enseña los dientes;
Como el marino que
renuncia al puerto
y el buque errante
que renuncia al faro
y como el ciego junto
al libro abierto
y el niño pobre ante
el juguete caro.
He renunciado a ti,
como renuncia el loco a la palabra que su boca pronuncia;
como esos granujillas
otoñales,
con los ojos
estáticos y las manos vacías,
que empañan su
renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías...
He renunciado a ti, y
a cada instante
renunciamos un poco
de lo que antes quisimos
y al final, !cuantas
veces el anhelo menguante
pide un pedazo de lo
que antes fuimos!
Yo voy hacia mi
propio nivel. Ya estoy tranquilo.
Cuando renuncie a
todo, seré mi propio dueño;
desbaratando encajes
regresaré hasta el hilo.
La renuncia es el
viaje de regreso del sueño...