doliente, noble y casta de mis versos.
Mi amor ha sido lo más alto en tu vida, lo más bueno; y sólo entre los légamos y el cieno,
Me verás dondequiera: en el incierto anochecer, en la alborada rubia, y cuando hagas labor en el desierto corredor, mientras tiemblan en tu huerto los monótonos hilos de la lluvia.
que te da mi dolor, que nada ensalma.
surge el pálido loto del olvido.
¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia
y una estela inmortal dentro de tu alma!