POESÍA INOLVIDABLE
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domingo, 3 de agosto de 2014
SOBRE EL IDIOMA ESPAÑOL
Señores: un servidor,
Pedro Pérez Paticola,
cual la academia
española
«Limpia, fija y da
esplendor».
Pero yo lo hago mejor
y no por ganas de
hablar
pues les voy a
demostrar
que es preciso meter
mano
al idioma castellano,
donde hay mucho que
arreglar.
¿Me quieren decir por
qué
en tamaño y esencia,
hay esa gran
diferencia
entre un buque y un
buqué?
¿Por el acento?. Pues
yo,
por esa
insignificancia,
no concibo la
distancia
de presidio a
presidió
ni de tomas a Tomás,
ni de topo al que
topó
de un paleto a un
paletó,
ni de colas a Colás.
Mas dejemos el
acento,
que convierte como
ves,
las ingles en inglés,
y pasemos a otro
cuento.
¿A ustedes no les
asombra
que diciendo rico y
rica,
majo y maja, chico y
chica,
no digamos hombre y
hombra?
Y la frase tan oída
del marido y la
mujer,
¿Por qué no tiene que
ser
el marido y la
marida?
Por eso, no encuentro
mal
si alguna dice cuala,
como decimos
Pascuala,
femenino de Pascual.
El sexo a hablar nos
obliga
a cada cual como
digo:
si es hombre, me voy
contigo;
si es mujer, me voy
contiga.
¿Puede darse en
general,
al pasar de masculino
a su nombre femenino
nada más irracional?
La hembra del cazo es
caza,
la del velo es una
vela,
la del suelo es una
suela
y la del plazo, una
plaza;
la del correo,
correa;
la del mus, musa; del
can, cana;
del mes, mesa; del
pan, pana
y del jaleo, jalea.
¿Por qué llamamos
tortero
al que elabora una
torta
y al sastre, que
ternos corta,
no le llamamos
ternero?
¿Por qué, las Josefas
son
por Pepitas
conocidas,
como si fuesen
salidas
de las tripas de un
melón?
¿Por qué, el de
Cuenca no es un cuenco,
bodoque el que va de
boda,
y a los que los
árboles podan
no se les llama
podencos?
Cometa está mal
escrito
y es nombre que no me
peta;
¿Hay en el cielo
cometa
que cometa algún
delito?
¿Y no habrá quien no
conciba
que llamarle
firmamento
al cielo, es un
esperpento?
¿Quién va a firmar
allá arriba?
¿Es posible que
persona
alguna acepte el
criterio
de que llamen
monasterio
donde no hay ninguna
mona?
¿Y no es tremenda
gansada
en los teatros, que
sea
denominada «platea»
donde no platea nada?
Si el que bebe es
bebedor
y el sitio es
bebedero,
a lo que hoy es
comedor
hay que llamarle
comedero.
Comedor será quien
coma,
como bebedor quien
bebe;
de esta manera se
debe
modificar el idioma.
¿A vuestro oído no
admira,
lo mismo que yo lo
admiro
que quien descerraja
un tiro,
dispara, pero no
tira?
Este verbo y otros
mil
en nuestro idioma son
barro;
tira, el que tira de
un carro,
no el que dispara un
fusil.
De largo sacan
largueza
en lugar de larguedad,
y de corto, cortedad
en vez de sacar
corteza.
De igual manera me
aquejo
de ver que un libro
es un tomo;
será tomo, si lo
tomo,
y si no lo tomo, un
dejo.
Si se le llama mirón
al que está mirando
mucho,
cuando mucho ladre un
chucho
se llamara ladrón.
Porque la silaba «on»
indica aumento, y
extraño
que a un ramo de gran
tamaño
no se le llame Ramón.
Y, por la misma
razón,
si los que estáis
escuchando
un gran rato estáis
pasando,
estáis pasando un
ratón.
Y sobra para quedar
convencido el más
profano,
que el idioma
castellano
tiene mucho que
arreglar.
Conque basta ya de
historias,
y, si al terminar me
dais
dos palmadas no
temáis
porque os llame
palmatorias.
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