En verdad os digo
que el adiós no existe:
Si se pronuncia entre dos seres
que nunca se encontraron,
es una palabra innecesaria.
Si se dice entre dos que fueron uno,
es una palabra sin sentido.
Porque en el mundo real del espíritu
sólo hay encuentros
y nunca despedidas,
y porque el recuerdo del ser amado
crece en el alma con la distancia,
como el eco en las montañas del crepúsculo.
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