Con el vuelo del tiempo cierto
y un ver más lejos en el
horizonte humano,
se acrisola el pensamiento
joven
y la intensidad del ser se
deja ver.
¿Qué han de ser todas estas
cosas
que nos rodean y como pruebas
afrontamos,
que nuestras fuerzas calibran
y nuestra experiencia
ensanchan?
Las circunstancias adversas
que el ser enfrenta,
en su batallar continuo en la
vida,
con frecuencia cierta le
alejan de sí mismo,
pero mientras más se aleja
mejor aprende a conocer
el camino de la vida.
¡OH, sublime tiempo que vuelas
y contigo nos llevas
en el recorrer de la
existencia;
a ti, que lentos pasas y
siempre estás presente,
el ser debería poseerte más
intensamente!
El ser, en los días inciertos
de los tiempos presentes,
el presente de ti, ¡OH,
tiempo!,
parece como si no viviera.
Inquieto, al mañana su pensar
proyecta,
debiendo centrarse en el aquí
y ahora.
El mañana es incierto,
el hoy es certero y está
presente,
y del ser que piensa
y tranquilo avanza,
es preciado tesoro.
Con el pasar del tiempo
certero,
el ser supera su prueba.
Porque la vida es prueba,
es enfrentar continuo las
propias fuerzas,
con las fuerzas adversas,
y del triunfo seguro aunque a
veces tardío,
nace la evolución, la
sabiduría del ser.
¡A ti, OH tiempo, tesoro
del ser,
yo te canto y alabo
tu sublime grandeza!
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