Kabir dice:
Aquel que ha encontrado a la vez el amor y el sacrificio
no se abisma jamás en la muerte.
no se abisma jamás en la muerte.
La flauta del Infinito toca sin jamás interrumpirse, y canta Su amor.
Cuando el Amor renuncia a todo límite,
alcanza la Verdad.
¡Cuán lejos se esparce su perfume!
No tiene fin; ningún obstáculo se le opone.
La forma de su melodía brilla como un millón de soles.
La vina hace vibrar incomparablemente
las notas de la verdad.
Cuando el Amor renuncia a todo límite,
alcanza la Verdad.
¡Cuán lejos se esparce su perfume!
No tiene fin; ningún obstáculo se le opone.
La forma de su melodía brilla como un millón de soles.
La vina hace vibrar incomparablemente
las notas de la verdad.
¡Me acucia, caro amigo, encontrar a mi Bienamado!
Mi juventud ha florecido,
y el dolor de verme separada de Él me oprime el seno.
Yerro sin rumbo por los senderos del saber,
aunque he recibido noticias Suyas
a través de esos senderos.
Tengo una carta de mi Bienamado;
en esa carta hay un mensaje inefable,
y ahora ya no le temo a la muerte.
Mi juventud ha florecido,
y el dolor de verme separada de Él me oprime el seno.
Yerro sin rumbo por los senderos del saber,
aunque he recibido noticias Suyas
a través de esos senderos.
Tengo una carta de mi Bienamado;
en esa carta hay un mensaje inefable,
y ahora ya no le temo a la muerte.
Kabir dice:
¡Oh, mi caro amigo! He recibido como presente
al Único Inmortal.
Cuando estoy separada de mi Bienamado
mi corazón se llena de tristeza.
Ningún reposo durante el día,
ningún sueño durante la noche.
¿A quién confiaré mis penas?
La noche es oscura.
Las horas transcurren sin que Él vuelva.
La ausencia de mi Señor
hace que me estremezca y tiemble de miedo.
¡Oh, mi caro amigo! He recibido como presente
al Único Inmortal.
Cuando estoy separada de mi Bienamado
mi corazón se llena de tristeza.
Ningún reposo durante el día,
ningún sueño durante la noche.
¿A quién confiaré mis penas?
La noche es oscura.
Las horas transcurren sin que Él vuelva.
La ausencia de mi Señor
hace que me estremezca y tiemble de miedo.
Kabir dice:
¡Oyeme, amiga mía!
No hay júbilo como el de encontrar al Bienamado.
¡Oyeme, amiga mía!
No hay júbilo como el de encontrar al Bienamado.
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