POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

martes, 26 de marzo de 2013

A ELENA

Te vi a punto.
Era una noche de julio,
Noche tibia y perfumada,
Noche diáfana...

De la luna plena límpida,
Límpida como tu alma,
Descendían
Sobre el parque adormecido
Gráciles velos de plata.

Ni una ráfaga
El infinito silencio
Y la quietud perturbaban
En el parque...

Evaporaban las rosas
Los perfumes de sus almas
Para que los recogieras
En aquella noche mágica;
Para que tú los gozases
Su último aliento exhalaban
Como en una muerte dulce,
Como en una muerte lánguida,
Y era una selva encantada,
Y era una noche divina
Llena de místicos sueños
Y claridades fantásticas.

Toda de blanco vestida,
Toda blanca,
Sobre un ramo de violetas
Reclinada
Te veía
Y a las rosas moribundas
Y a ti, una luz tenue y diáfana
Muy suavemente
Alumbraba,
Luz de perla diluida
En un éter de suspiros
Y de evaporadas lágrimas.

¿Qué hado extraño
¿Fue ventura? ¿Fue desgracia?
Me condujo aquella noche
Hasta el parque de las rosas
Que exhalaban
Los suspiros perfumados
De sus almas?

Ni una hoja
Susurraba;
No se oía
Una pisada;
Todo mudo,
Todo en sueños,
Menos tú y yo
¡Cuál me agito
Al unir las dos palabras! 
Menos tú y yo... De repente
Todo cambia.
¡Oh, el parque de los misterios!
¡Oh, la región encantada!

Todo, todo,
Todo cambia.
De la luna la luz límpida
La luz de perla se apaga.
El perfume de las rosas
Muere en las dormidas auras.
Los senderos se oscurecen.
Expiran las violas castas.
Menos tú y yo, todo huye,
Todo muere,
Todo pasa...
Todo se apaga y extingue
Menos tus hondas miradas.

¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras
Aquellos ojos brillantes,
¡Oh mi amada! Todo, todo,
Todo cambia.

De la luna la luz límpida
La luz de perla se apaga.
El perfume de las rosas
Muere en las dormidas auras.
Los senderos se oscurecen.
Expiran las violas castas.
Menos tú y yo, todo huye,
Todo muere,
Todo pasa...

Todo se apaga y extingue
Menos tus hondas miradas.
¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
Y sólo veo entre sombras
Aquellos ojos brillantes,
¡Oh mi amada!

¿Qué tristezas irreales,
Qué tristezas extrahumanas!
La luz tibia de esos ojos
Leyendas de amor relata.
¡Qué misteriosos dolores,
Qué sublimes esperanzas,
Qué mudas renunciaciones
Expresan aquellos ojos
que en la sombra
Fijan en mí su mirada!

Noche oscura. Ya Diana
Entre turbios nubarrones,
Lentamente,
Hundió la faz plateada,
Y tú sola
En medio de la avenida,
Te deslizas
Irreal, mística y blanca,
Te deslizas y te alejas incorpórea
Cual fantasma.

Sólo flotan tus miradas.

¡Sólo tus ojos perennes,
Tus ojos de honda mirada
Fijos quedan en mi alma!

A través de los espacios y los tiempos,
Marcan,
Marcan mi sendero
Y no me dejan
Cual me dejó la esperanza.

Van siguiéndome, siguiéndome
Como dos estrellas cándidas;
Cual fijas estrellas dobles
En los cielos apareadas
En la noche solitaria.

Ellos solos purifican
Mi alma toda con sus rayos
Y mi corazón abrasan,
Y me prosterno ante ellos
Con adoración extática,
Y en el día
No se ocultan
Cual se ocultó mi esperanza.

De todas partes me siguen
Mirándome fijamente
Con sus místicas miradas.
Misteriosas, divinales
Me persiguen sus miradas
¡Como dos estrellas fijas!
¡Como dos estrellas tristes!
¡Como dos estrellas blanca!

    domingo, 17 de marzo de 2013

    Inútil es.....

    Dice Kabir:
    "¡Oh, Sadhu! Dios es el aliento de todo lo que respira".

    ***** 
    Inútil es preguntarle a un santo a qué casta pertenece;
    el sacerdote, el guerrero, el artesano y las treinta y seis castas,
    buscan por igual a Dios.

    Es necedad preguntar 
    a qué casta pertenece un santo.

    El barbero, la lavandera y el carpintero,
    todos buscan a Dios.

    Hasta Raidas busca a Dios.

    El Rishi Swapacha pertenecía a la casta de tintoreros.
    Tanto hindúes como musulmanes Le buscan a Él, 
    al que no se encuentra en las distinciones.












    domingo, 10 de marzo de 2013

    VENGO DESDE EL AYER

    Vengo desde el ayer
    desde el pasado oscuro y olvidado
    con las manos atadas por el tiempo
    con la boca sellada desde épocas remotas.

    Vengo cargada de dolores antiguos,
    recogidos por siglos, arrastrando
    cadenas largas e indestructibles.

    Vengo desde la
    oscuridad,
    del pozo del
    olvido
    con el silencio a
    cuestas,
    con el miedo
    ancestral
    que ha corroído
    mi alma
    desde el principio
    de los tiempos.

     Vengo de ser esclava por milenios,
    esclava de maneras diferentes:
    sometida al deseo de mi raptor en Persia,
    esclavizada en Grecia bajo el poder romano,
    convertida en vestal en las tierras de Egipto,
    ofrecida a los dioses en ritos milenarios
    vendida en el desierto
    o canjeada como una mercancía.

    Vengo de ser apedreada por adúltera
    en las calles de Jerusalén
    por una turba de hipócritas,
    pecadores de todas las especies
    que clamaban al cielo mi castigo.

    He sido mutilada
    en muchos
    pueblos
    para privar mi
    cuerpo de
    placeres
    y convertida en
    animal de carga,
    trabajadora y
    paridora de la
    especie.

    Me han violado
    sin límite
    en todos los
    rincones del
    planeta
    sin que cuente mi
    edad madura o
    tierna
    o importe mi color
    o mi estatura

    Debí servir ayer
    a los señores,
    prestarme a sus
    deseos,
    entregarme,
    donarme,
    destruirme,
    olvidarme de
    ser una entre
    miles

    He sido barragana de un señor en Castilla,
    esposa de un marqués
    y concubina de un comerciante griego,
    prostituta en Bombay y en Filipinas
    y siempre ha sido igual mi tratamiento.

    De unos y de otros
    siempre esclava,
    de unos y de otros
    dependiente,
    menor de edad en
    todos los asuntos,
    invisible en la
    historia más lejana
    y olvidada en la
    historia más
    reciente

    Yo no tuve la luz del alfabeto.
    Durante largos siglos
    aboné con mis lágrimas
    la tierra que debí cultivar
    desde mi infancia.

    He recorrido el mundo
    en millares de vidas
    que me han sido entregadas
    una a una .

    Y he
    conocido
    a todos los
    hombres
    del planeta.
    Los
    grandes y
    pequeños,
    los bravos
    y cobardes,
    los viles,
    los
    honestos,
    los buenos,
    los
    terribles

    Mas casi todos llevan
    la marca de los tiempos.
    Unos manejan vidas
    como amos y señores,
    asfixian, aprisionan y aniquilan.

    Otros dejan almas
    comercian con ideas,
    asustan o seducen,
    manipulan y oprimen.

    Yo los conozco a todos,
    estuve cerca de unos y de otros,
    sirviendo cada día,
    recogiendo migajas,
    bajando la cerviz a cada paso,
    cumpliendo con mi karma.

    He recorrido todos los caminos
    he arañado paredes y ensayado silencios
    tratando de cumplir con el mandato
    de ser como ellos quieren
    mas no lo he conseguido.

    Jamás se permitió que yo escogiera
    el rumbo de mi vida.
    He caminado siempre en una disyuntiva
    ser santa o prostituta.

    He conocido
    el odio de los
    inquisidores
    que a
    nombre de la
    santa madre
    iglesia
    condenaron
    mi cuerpo a
    su servicio
    y a las
    infames
    llamas de la
    hoguera

    Me han llamado
    de múltiples
    maneras:
    bruja, loca,
    adivina,
    pervertida,
    aliada de satán,
    esclava de la
    carne,
    seductora,
    ninfómana,
    culpable de los
    males de la
    tierra

    Pero seguí viviendo, arando,
    cosechando, cosiendo,
    construyendo, cocinando, tejiendo,
    curando, protegiendo, pariendo,
    criando, amamantando, cuidando
    y sobre todo amando

    He poblado la
    tierra de amos y
    de esclavos,
    de ricos y
    mendigos, de
    genios y de
    idiotas,
    pero todos
    tuvieron el
    calor de mi
    vientre,
    mi sangre y su
    alimento
    y se llevaron un
    poco de mi
    vida

    Logré sobrevivir a la conquista
    brutal y despiadada de Castilla
    en las tierras de América
    pero perdí mis dioses y mi tierra
    y mi vientre parió gente mestiza
    después que el amo
    me tomó por la fuerza.

    Y en este continente mancillado
    proseguí mi existencia
    cargada de dolores cotidianos,
    negra y esclava en medio de la hacienda
    me vi obligada a recibir al amo
    cuantas veces quisiera
    sin poder expresar ninguna queja.

    Después fui costurera,
    campesina,
    sirvienta,
    labradora,
    madre de muchos hijos
    miserables,
    vendedora ambulante,
    curandera,
    cuidadora de niños o
    de ancianos,
    artesana de manos
    prodigiosas,
    tejedora,
    bordadora,
    obrera,
    maestra,
    secretaria,
    enfermera

    Siempre sirviendo a todos,
    convertida en abeja o sementera
    cumpliendo las tareas más ingratas
    moldeada como cántaro por las manos ajenas.

    Y un día me dolí de mis angustias
    un día me cansé de mis trajines,
    abandoné el desierto y el océano,
    bajé de la montaña,
    atravesé las selvas y confines
    y convertí mi voz dulce y tranquila,
    en bocina del viento
    en grito universal y enloquecido.

    Y convoqué a la viuda, a la casada,
    a la mujer del pueblo, a la soltera,
    a la madre angustiada, a la fea,
    a la recién parida, a la violada,
    a la triste, a la callada, a la hermosa,
    a la pobre, a la afligida, a la ignorante,
    a la fiel, a la engañada, a la prostituida.

    Vinieron miles de mujeres juntas
    a escuchar mis arengas,
    se habló de los dolores milenarios,
    de las largas cadenas
    que los siglos nos cargaron a cuestas.

    Y formamos
    con todas
    nuestras quejas
    un caudaloso
    río
    que empezó a
    recorrer el
    universo
    ahogando la
    injusticia y el
    olvido

    El mundo se quedó paralizado
    los hombres y mujeres no caminaron
    se pararon las máquinas, los tornos,
    los grandes edificios y las fábricas
    ministerios y hoteles, talleres y oficinas,
    hospitales y tiendas, hogares y cocinas.

    Las mujeres, por fin, lo descubrimos.
    ¡Somos tan poderosas como ellos
    y somos muchas más sobre la tierra!
    ¡Más que el silencio y más que el sufrimiento!
    ¡Más que la infamia y más que la miseria!

    Que este canto resuene
    en las lejanas tierras de
    Indochina
    en las arenas cálidas del
    África,
    en Alaska y
    América Latina,
    llamando a la igualdad
    entre los géneros
    a construir un mundo
    solidario
    –distinto, horizontal, sin
    poderíos a
    conjugar ternura,
    paz y vida,
    a beber de la ciencia sin
    distingos

    A derrotar el odio y los prejuicios,
    el poder de unos pocos,
    las mezquinas fronteras,
    a amasar con las manos de ambos sexos
    el pan de la existencia.

    martes, 26 de marzo de 2013

    A ELENA

    Te vi a punto.
    Era una noche de julio,
    Noche tibia y perfumada,
    Noche diáfana...

    De la luna plena límpida,
    Límpida como tu alma,
    Descendían
    Sobre el parque adormecido
    Gráciles velos de plata.

    Ni una ráfaga
    El infinito silencio
    Y la quietud perturbaban
    En el parque...

    Evaporaban las rosas
    Los perfumes de sus almas
    Para que los recogieras
    En aquella noche mágica;
    Para que tú los gozases
    Su último aliento exhalaban
    Como en una muerte dulce,
    Como en una muerte lánguida,
    Y era una selva encantada,
    Y era una noche divina
    Llena de místicos sueños
    Y claridades fantásticas.

    Toda de blanco vestida,
    Toda blanca,
    Sobre un ramo de violetas
    Reclinada
    Te veía
    Y a las rosas moribundas
    Y a ti, una luz tenue y diáfana
    Muy suavemente
    Alumbraba,
    Luz de perla diluida
    En un éter de suspiros
    Y de evaporadas lágrimas.

    ¿Qué hado extraño
    ¿Fue ventura? ¿Fue desgracia?
    Me condujo aquella noche
    Hasta el parque de las rosas
    Que exhalaban
    Los suspiros perfumados
    De sus almas?

    Ni una hoja
    Susurraba;
    No se oía
    Una pisada;
    Todo mudo,
    Todo en sueños,
    Menos tú y yo
    ¡Cuál me agito
    Al unir las dos palabras! 
    Menos tú y yo... De repente
    Todo cambia.
    ¡Oh, el parque de los misterios!
    ¡Oh, la región encantada!

    Todo, todo,
    Todo cambia.
    De la luna la luz límpida
    La luz de perla se apaga.
    El perfume de las rosas
    Muere en las dormidas auras.
    Los senderos se oscurecen.
    Expiran las violas castas.
    Menos tú y yo, todo huye,
    Todo muere,
    Todo pasa...
    Todo se apaga y extingue
    Menos tus hondas miradas.

    ¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
    Y sólo veo entre sombras
    Aquellos ojos brillantes,
    ¡Oh mi amada! Todo, todo,
    Todo cambia.

    De la luna la luz límpida
    La luz de perla se apaga.
    El perfume de las rosas
    Muere en las dormidas auras.
    Los senderos se oscurecen.
    Expiran las violas castas.
    Menos tú y yo, todo huye,
    Todo muere,
    Todo pasa...

    Todo se apaga y extingue
    Menos tus hondas miradas.
    ¡Tus dos ojos donde arde tu alma!
    Y sólo veo entre sombras
    Aquellos ojos brillantes,
    ¡Oh mi amada!

    ¿Qué tristezas irreales,
    Qué tristezas extrahumanas!
    La luz tibia de esos ojos
    Leyendas de amor relata.
    ¡Qué misteriosos dolores,
    Qué sublimes esperanzas,
    Qué mudas renunciaciones
    Expresan aquellos ojos
    que en la sombra
    Fijan en mí su mirada!

    Noche oscura. Ya Diana
    Entre turbios nubarrones,
    Lentamente,
    Hundió la faz plateada,
    Y tú sola
    En medio de la avenida,
    Te deslizas
    Irreal, mística y blanca,
    Te deslizas y te alejas incorpórea
    Cual fantasma.

    Sólo flotan tus miradas.

    ¡Sólo tus ojos perennes,
    Tus ojos de honda mirada
    Fijos quedan en mi alma!

    A través de los espacios y los tiempos,
    Marcan,
    Marcan mi sendero
    Y no me dejan
    Cual me dejó la esperanza.

    Van siguiéndome, siguiéndome
    Como dos estrellas cándidas;
    Cual fijas estrellas dobles
    En los cielos apareadas
    En la noche solitaria.

    Ellos solos purifican
    Mi alma toda con sus rayos
    Y mi corazón abrasan,
    Y me prosterno ante ellos
    Con adoración extática,
    Y en el día
    No se ocultan
    Cual se ocultó mi esperanza.

    De todas partes me siguen
    Mirándome fijamente
    Con sus místicas miradas.
    Misteriosas, divinales
    Me persiguen sus miradas
    ¡Como dos estrellas fijas!
    ¡Como dos estrellas tristes!
    ¡Como dos estrellas blanca!

      domingo, 17 de marzo de 2013

      Inútil es.....

      Dice Kabir:
      "¡Oh, Sadhu! Dios es el aliento de todo lo que respira".

      ***** 
      Inútil es preguntarle a un santo a qué casta pertenece;
      el sacerdote, el guerrero, el artesano y las treinta y seis castas,
      buscan por igual a Dios.

      Es necedad preguntar 
      a qué casta pertenece un santo.

      El barbero, la lavandera y el carpintero,
      todos buscan a Dios.

      Hasta Raidas busca a Dios.

      El Rishi Swapacha pertenecía a la casta de tintoreros.
      Tanto hindúes como musulmanes Le buscan a Él, 
      al que no se encuentra en las distinciones.












      domingo, 10 de marzo de 2013

      VENGO DESDE EL AYER

      Vengo desde el ayer
      desde el pasado oscuro y olvidado
      con las manos atadas por el tiempo
      con la boca sellada desde épocas remotas.

      Vengo cargada de dolores antiguos,
      recogidos por siglos, arrastrando
      cadenas largas e indestructibles.

      Vengo desde la
      oscuridad,
      del pozo del
      olvido
      con el silencio a
      cuestas,
      con el miedo
      ancestral
      que ha corroído
      mi alma
      desde el principio
      de los tiempos.

       Vengo de ser esclava por milenios,
      esclava de maneras diferentes:
      sometida al deseo de mi raptor en Persia,
      esclavizada en Grecia bajo el poder romano,
      convertida en vestal en las tierras de Egipto,
      ofrecida a los dioses en ritos milenarios
      vendida en el desierto
      o canjeada como una mercancía.

      Vengo de ser apedreada por adúltera
      en las calles de Jerusalén
      por una turba de hipócritas,
      pecadores de todas las especies
      que clamaban al cielo mi castigo.

      He sido mutilada
      en muchos
      pueblos
      para privar mi
      cuerpo de
      placeres
      y convertida en
      animal de carga,
      trabajadora y
      paridora de la
      especie.

      Me han violado
      sin límite
      en todos los
      rincones del
      planeta
      sin que cuente mi
      edad madura o
      tierna
      o importe mi color
      o mi estatura

      Debí servir ayer
      a los señores,
      prestarme a sus
      deseos,
      entregarme,
      donarme,
      destruirme,
      olvidarme de
      ser una entre
      miles

      He sido barragana de un señor en Castilla,
      esposa de un marqués
      y concubina de un comerciante griego,
      prostituta en Bombay y en Filipinas
      y siempre ha sido igual mi tratamiento.

      De unos y de otros
      siempre esclava,
      de unos y de otros
      dependiente,
      menor de edad en
      todos los asuntos,
      invisible en la
      historia más lejana
      y olvidada en la
      historia más
      reciente

      Yo no tuve la luz del alfabeto.
      Durante largos siglos
      aboné con mis lágrimas
      la tierra que debí cultivar
      desde mi infancia.

      He recorrido el mundo
      en millares de vidas
      que me han sido entregadas
      una a una .

      Y he
      conocido
      a todos los
      hombres
      del planeta.
      Los
      grandes y
      pequeños,
      los bravos
      y cobardes,
      los viles,
      los
      honestos,
      los buenos,
      los
      terribles

      Mas casi todos llevan
      la marca de los tiempos.
      Unos manejan vidas
      como amos y señores,
      asfixian, aprisionan y aniquilan.

      Otros dejan almas
      comercian con ideas,
      asustan o seducen,
      manipulan y oprimen.

      Yo los conozco a todos,
      estuve cerca de unos y de otros,
      sirviendo cada día,
      recogiendo migajas,
      bajando la cerviz a cada paso,
      cumpliendo con mi karma.

      He recorrido todos los caminos
      he arañado paredes y ensayado silencios
      tratando de cumplir con el mandato
      de ser como ellos quieren
      mas no lo he conseguido.

      Jamás se permitió que yo escogiera
      el rumbo de mi vida.
      He caminado siempre en una disyuntiva
      ser santa o prostituta.

      He conocido
      el odio de los
      inquisidores
      que a
      nombre de la
      santa madre
      iglesia
      condenaron
      mi cuerpo a
      su servicio
      y a las
      infames
      llamas de la
      hoguera

      Me han llamado
      de múltiples
      maneras:
      bruja, loca,
      adivina,
      pervertida,
      aliada de satán,
      esclava de la
      carne,
      seductora,
      ninfómana,
      culpable de los
      males de la
      tierra

      Pero seguí viviendo, arando,
      cosechando, cosiendo,
      construyendo, cocinando, tejiendo,
      curando, protegiendo, pariendo,
      criando, amamantando, cuidando
      y sobre todo amando

      He poblado la
      tierra de amos y
      de esclavos,
      de ricos y
      mendigos, de
      genios y de
      idiotas,
      pero todos
      tuvieron el
      calor de mi
      vientre,
      mi sangre y su
      alimento
      y se llevaron un
      poco de mi
      vida

      Logré sobrevivir a la conquista
      brutal y despiadada de Castilla
      en las tierras de América
      pero perdí mis dioses y mi tierra
      y mi vientre parió gente mestiza
      después que el amo
      me tomó por la fuerza.

      Y en este continente mancillado
      proseguí mi existencia
      cargada de dolores cotidianos,
      negra y esclava en medio de la hacienda
      me vi obligada a recibir al amo
      cuantas veces quisiera
      sin poder expresar ninguna queja.

      Después fui costurera,
      campesina,
      sirvienta,
      labradora,
      madre de muchos hijos
      miserables,
      vendedora ambulante,
      curandera,
      cuidadora de niños o
      de ancianos,
      artesana de manos
      prodigiosas,
      tejedora,
      bordadora,
      obrera,
      maestra,
      secretaria,
      enfermera

      Siempre sirviendo a todos,
      convertida en abeja o sementera
      cumpliendo las tareas más ingratas
      moldeada como cántaro por las manos ajenas.

      Y un día me dolí de mis angustias
      un día me cansé de mis trajines,
      abandoné el desierto y el océano,
      bajé de la montaña,
      atravesé las selvas y confines
      y convertí mi voz dulce y tranquila,
      en bocina del viento
      en grito universal y enloquecido.

      Y convoqué a la viuda, a la casada,
      a la mujer del pueblo, a la soltera,
      a la madre angustiada, a la fea,
      a la recién parida, a la violada,
      a la triste, a la callada, a la hermosa,
      a la pobre, a la afligida, a la ignorante,
      a la fiel, a la engañada, a la prostituida.

      Vinieron miles de mujeres juntas
      a escuchar mis arengas,
      se habló de los dolores milenarios,
      de las largas cadenas
      que los siglos nos cargaron a cuestas.

      Y formamos
      con todas
      nuestras quejas
      un caudaloso
      río
      que empezó a
      recorrer el
      universo
      ahogando la
      injusticia y el
      olvido

      El mundo se quedó paralizado
      los hombres y mujeres no caminaron
      se pararon las máquinas, los tornos,
      los grandes edificios y las fábricas
      ministerios y hoteles, talleres y oficinas,
      hospitales y tiendas, hogares y cocinas.

      Las mujeres, por fin, lo descubrimos.
      ¡Somos tan poderosas como ellos
      y somos muchas más sobre la tierra!
      ¡Más que el silencio y más que el sufrimiento!
      ¡Más que la infamia y más que la miseria!

      Que este canto resuene
      en las lejanas tierras de
      Indochina
      en las arenas cálidas del
      África,
      en Alaska y
      América Latina,
      llamando a la igualdad
      entre los géneros
      a construir un mundo
      solidario
      –distinto, horizontal, sin
      poderíos a
      conjugar ternura,
      paz y vida,
      a beber de la ciencia sin
      distingos

      A derrotar el odio y los prejuicios,
      el poder de unos pocos,
      las mezquinas fronteras,
      a amasar con las manos de ambos sexos
      el pan de la existencia.

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