Firma
Pilatos la que juzga ajena
Sentencia,
y es la suya. ¡Oh caso fuerte!
¿Quién
creerá que firmando ajena muerte
el
mismo juez en ella se condena?
La
ambición de sí tanto le enajena
Que
con el vil temor ciego no advierte
Que
carga sobre sí la infausta suerte,
Quien
al Justo sentencia a injusta pena.
Jueces
del mundo, detened la mano,
Aún
no firméis, mirad si son violencias
Las
que os pueden mover de odio inhumano;
Examinad
primero las conciencias,
Mirad
no haga el Juez recto y soberano
Que
en la ajena firméis vuestras sentencias
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