POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

martes, 23 de abril de 2013

PASIÓN DE CLANDESTINO



De aquellas arduas clandestinidades
tenazmente debidas
a causas nobles y amorosos lances,
sólo te queda un sedimento
entre feliz y melancólico, la sensación
de haber perdido algo inencontrable,
un decoro, una fe y algún temor:
eso que fue sin duda
el rango más preciado de tu vida.

Vertiginosos días de lecciones
difíciles, de secretos quehaceres y nocturnidades,
de coartadas sensibles a la luz que te valieron
cárcel, exilio, represalias
y algo como un empecinado acopio de certezas
que afloró andando el tiempo en lastres varios.

De grado compartías encomiendas
que la pasión hacía más audaces,
aquella candorosa convicción
de estar fogosamente prestigiando
las noches, los sigilos, los empeños
heroicos, los prohibitivos usos del amor,
mientras la dignidad gestaba su literatura
y en dulces aficiones te acogías.

No has vivido emoción igual que aquélla.
Nada ha sido lo mismo desde entonces
y aún eres el recuerdo de ese hermoso
oficio pasional de clandestino.

Nunca fue en vano tan magnánimo
aprendizaje de la vida.

La historia de después te importa menos.


viernes, 12 de abril de 2013

AJEDREZ


    En su grave rincón, los jugadores 
    rigen las lentas piezas. El tablero 
    los demora hasta el alba en su severo 
    ámbito en que se odian dos colores. 

    Adentro irradian mágicos rigores 
    las formas: torre homérica, ligero 
    caballo, armada reina, rey postrero, 
    oblicuo alfil y peones agresores. 

    Cuando los jugadores se hayan ido, 
    cuando el tiempo los haya consumido, 
    ciertamente no habrá cesado el rito. 

    En el Oriente se encendió esta guerra 
    cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. 

    Como el otro, este juego es infinito. 

    II 
    Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 
    reina, torre directa y peón ladino 
    sobre lo negro y blanco del camino 
    buscan y libran su batalla armada. 

    No saben que la mano señalada 
    del jugador gobierna su destino, 
    no saben que un rigor adamantino 
    sujeta su albedrío y su jornada. 

    También el jugador es prisionero 
    (la sentencia es de Omar) de otro tablero 
    de negras noches y de blancos días. 

    Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. 

    ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza 
    de polvo y tiempo y sueño y agonía? 


















martes, 2 de abril de 2013

LLORABA LA NIÑA

Lloraba la niña
(Y tenía razón)
La prolija ausencia
De su ingrato amor.

Dejóla tan niña,
Que apenas creo yo
Que tenía los años
Que ha que la dejó.

Llorando la ausencia
Del galán traidor,
La halla la Luna
Y la deja el Sol,
Añadiendo siempre
Pasión a pasión,
Memoria a memoria,
Dolor a dolor.
Llorad, corazón,
Que tenéis razón.

Dícele su madre:
Hija, por mi amor,
Que se acabe el llanto,
O me acabe yo.
Ella le responde:
No podrá ser, no:
Las causas son muchas,
Los ojos son dos.
Satisfagan, madre,
Tanta sinrazón,
Y lágrimas lloren
En esta ocasión,
Tantas como dellos
Un tiempo tiró
Flechas amorosas
El arquero dios.

Ya no canto, madre,
Y si canto yo,
Muy tristes endechas
Mis canciones son;
Porque el que se fue,
Con lo que llevó,
Se dejó el silencio,
Y llevó la voz.
Llorad, corazón,
Que tenéis razón.

martes, 23 de abril de 2013

PASIÓN DE CLANDESTINO



De aquellas arduas clandestinidades
tenazmente debidas
a causas nobles y amorosos lances,
sólo te queda un sedimento
entre feliz y melancólico, la sensación
de haber perdido algo inencontrable,
un decoro, una fe y algún temor:
eso que fue sin duda
el rango más preciado de tu vida.

Vertiginosos días de lecciones
difíciles, de secretos quehaceres y nocturnidades,
de coartadas sensibles a la luz que te valieron
cárcel, exilio, represalias
y algo como un empecinado acopio de certezas
que afloró andando el tiempo en lastres varios.

De grado compartías encomiendas
que la pasión hacía más audaces,
aquella candorosa convicción
de estar fogosamente prestigiando
las noches, los sigilos, los empeños
heroicos, los prohibitivos usos del amor,
mientras la dignidad gestaba su literatura
y en dulces aficiones te acogías.

No has vivido emoción igual que aquélla.
Nada ha sido lo mismo desde entonces
y aún eres el recuerdo de ese hermoso
oficio pasional de clandestino.

Nunca fue en vano tan magnánimo
aprendizaje de la vida.

La historia de después te importa menos.


viernes, 12 de abril de 2013

AJEDREZ


    En su grave rincón, los jugadores 
    rigen las lentas piezas. El tablero 
    los demora hasta el alba en su severo 
    ámbito en que se odian dos colores. 

    Adentro irradian mágicos rigores 
    las formas: torre homérica, ligero 
    caballo, armada reina, rey postrero, 
    oblicuo alfil y peones agresores. 

    Cuando los jugadores se hayan ido, 
    cuando el tiempo los haya consumido, 
    ciertamente no habrá cesado el rito. 

    En el Oriente se encendió esta guerra 
    cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. 

    Como el otro, este juego es infinito. 

    II 
    Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 
    reina, torre directa y peón ladino 
    sobre lo negro y blanco del camino 
    buscan y libran su batalla armada. 

    No saben que la mano señalada 
    del jugador gobierna su destino, 
    no saben que un rigor adamantino 
    sujeta su albedrío y su jornada. 

    También el jugador es prisionero 
    (la sentencia es de Omar) de otro tablero 
    de negras noches y de blancos días. 

    Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. 

    ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza 
    de polvo y tiempo y sueño y agonía? 


















martes, 2 de abril de 2013

LLORABA LA NIÑA

Lloraba la niña
(Y tenía razón)
La prolija ausencia
De su ingrato amor.

Dejóla tan niña,
Que apenas creo yo
Que tenía los años
Que ha que la dejó.

Llorando la ausencia
Del galán traidor,
La halla la Luna
Y la deja el Sol,
Añadiendo siempre
Pasión a pasión,
Memoria a memoria,
Dolor a dolor.
Llorad, corazón,
Que tenéis razón.

Dícele su madre:
Hija, por mi amor,
Que se acabe el llanto,
O me acabe yo.
Ella le responde:
No podrá ser, no:
Las causas son muchas,
Los ojos son dos.
Satisfagan, madre,
Tanta sinrazón,
Y lágrimas lloren
En esta ocasión,
Tantas como dellos
Un tiempo tiró
Flechas amorosas
El arquero dios.

Ya no canto, madre,
Y si canto yo,
Muy tristes endechas
Mis canciones son;
Porque el que se fue,
Con lo que llevó,
Se dejó el silencio,
Y llevó la voz.
Llorad, corazón,
Que tenéis razón.

Recent Comments

Recent Posts

Copyright Text