POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

jueves, 21 de junio de 2018

ÁRBOL DE MI ALMA


Como un ave que cruza el aire claro,
siento hacia mi venir tu pensamiento
y acá en mi corazón hacer su nido.

Ábrase el alma en flor; tiemblan sus ramas
como los labios frescos de un mancebo
en su primer abrazo a la hermosura;
cuchichean las hojas; tal parecen
lenguaraces obreras y envidiosas, 
a la doncella de casa rica
en preparar el tálamo ocupadas.

Ancho es mi corazón, y es todo tuyo.

Todo lo triste cabe en él, y todo
cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
De hojas secas, y polvo, derruidas
ramas; lo limpio; bruño con cuidado
cada hoja, y en los tallos; de las flores
los gusanos y el pétalo comido
separo; creo el césped en contorno
y a recibirte, oh pájaro sin mancha,
apresto el corazón enajenado!



miércoles, 13 de junio de 2018

NO INTENTES CAMBIAR A NADIE


No intentes cambiar a nadie: 
limítate a iluminar…,
porque es tu luz la que invita 
a tu prójimo a cambiar…, Que en estos tiempos extraños
en que elegiste volver,
tu tarea, compañero,
no es otra que la de “ser”. Y si ese que va a tu lado
se encuentra dormido acaso,
respeta su desarrollo
y su aparente retraso…

Contémplalo con ternura
y acéptalo tal cual es,
y déjalo que prosiga
marchando sobre sus pies.

No te olvides que él está
siguiendo su “plan de vida”:
ese que le armó su alma
al preparar su venida.

Y tú no puedes lograr
que eleve sus vibraciones,
ni con presiones abiertas
ni sutiles empujones…., porque hay ciclos en la vida
que no se pueden forzar:
¡ya su corazón un día 
se abrirá de par en par!

Y entenderá cabalmente
de forma clara y certera,
que esta vida es solamente
una ilusión pasajera…

Tú entra en tu propio silencio,
y en forma suave y callada,
deja que tu luz interna
se filtre por tu mirada.

Tu impronta suave y serena
produce su propia acción,
y esparce sobre las cosas
silenciosa inspiración…

Y cuando dejas que el otro
transmute su propia cruz,
no intentas cambiar a nadie…
¡pero los cambia tu luz! 

sábado, 9 de junio de 2018

Cántico espiritual



Cántico espiritual

Esposa:
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuertes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

Pregunta a las criaturas:

¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!,
decid si por vosotros ha pasado.

Respuesta de las criaturas:

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.

Esposa:

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero
que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

Mas, ¿cómo perseveras,
¡oh, vida!, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenedlos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!

Esposo:

Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Esposa:

Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

...

Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya solo en amar es mi ejercicio.

...

De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas,
y en un cabello mío entretejidas.

En solo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.

...

Esposo:

Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.

Debajo del manzano,
allí conmigo fuiste desposada,
allí te di la mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.

...

Esposa:

Escóndete, Carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras decidlo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.

...

Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.

Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.

jueves, 21 de junio de 2018

ÁRBOL DE MI ALMA


Como un ave que cruza el aire claro,
siento hacia mi venir tu pensamiento
y acá en mi corazón hacer su nido.

Ábrase el alma en flor; tiemblan sus ramas
como los labios frescos de un mancebo
en su primer abrazo a la hermosura;
cuchichean las hojas; tal parecen
lenguaraces obreras y envidiosas, 
a la doncella de casa rica
en preparar el tálamo ocupadas.

Ancho es mi corazón, y es todo tuyo.

Todo lo triste cabe en él, y todo
cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
De hojas secas, y polvo, derruidas
ramas; lo limpio; bruño con cuidado
cada hoja, y en los tallos; de las flores
los gusanos y el pétalo comido
separo; creo el césped en contorno
y a recibirte, oh pájaro sin mancha,
apresto el corazón enajenado!



miércoles, 13 de junio de 2018

NO INTENTES CAMBIAR A NADIE


No intentes cambiar a nadie: 
limítate a iluminar…,
porque es tu luz la que invita 
a tu prójimo a cambiar…, Que en estos tiempos extraños
en que elegiste volver,
tu tarea, compañero,
no es otra que la de “ser”. Y si ese que va a tu lado
se encuentra dormido acaso,
respeta su desarrollo
y su aparente retraso…

Contémplalo con ternura
y acéptalo tal cual es,
y déjalo que prosiga
marchando sobre sus pies.

No te olvides que él está
siguiendo su “plan de vida”:
ese que le armó su alma
al preparar su venida.

Y tú no puedes lograr
que eleve sus vibraciones,
ni con presiones abiertas
ni sutiles empujones…., porque hay ciclos en la vida
que no se pueden forzar:
¡ya su corazón un día 
se abrirá de par en par!

Y entenderá cabalmente
de forma clara y certera,
que esta vida es solamente
una ilusión pasajera…

Tú entra en tu propio silencio,
y en forma suave y callada,
deja que tu luz interna
se filtre por tu mirada.

Tu impronta suave y serena
produce su propia acción,
y esparce sobre las cosas
silenciosa inspiración…

Y cuando dejas que el otro
transmute su propia cruz,
no intentas cambiar a nadie…
¡pero los cambia tu luz! 

sábado, 9 de junio de 2018

Cántico espiritual



Cántico espiritual

Esposa:
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuertes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vieres
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

Pregunta a las criaturas:

¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado!,
decid si por vosotros ha pasado.

Respuesta de las criaturas:

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura,
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.

Esposa:

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero
que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

Mas, ¿cómo perseveras,
¡oh, vida!, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras
las flechas que recibes
de lo que del Amado en ti concibes?

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos,
y sólo para ti quiero tenedlos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

¡Apártalos, Amado,
que voy de vuelo!

Esposo:

Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Esposa:

Mi Amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

...

Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya solo en amar es mi ejercicio.

...

De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas,
y en un cabello mío entretejidas.

En solo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.

...

Esposo:

Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.

Debajo del manzano,
allí conmigo fuiste desposada,
allí te di la mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.

...

Esposa:

Escóndete, Carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras decidlo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.

...

Gocémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.

Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.

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