POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

viernes, 31 de marzo de 2017

NO TE RINDAS



 No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas, e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.

porque no estás solo, porque yo… te quiero.

viernes, 10 de marzo de 2017

MI PRIMER PACIENTE

Era una mañana de primavera 
y muchos aromas había en el ambiente 
cuando al sonar la hora primera 
tocó a la puerta mi primer paciente.

Una pobre mujer desesperada 
con un niño en brazos me miró de fijo 
y suplicó con palabra entrecortada: 
“doctor, doctor, salve a mi hijo”.

Un tierno retoño de cara angelical 
posaba en su regazo inconsciente 
denotando al parecer un grave mal 
que atacó su organismo de repente.

Examiné a la criatura con paciencia 
como un experto jardinero a su huerto, 
pero nada podía hacer mi ciencia 
porque aquel niño ya estaba muerto.

Un nudo forjose en mi garganta 
deteniendo el sonido de mi voz, 
su tragedia adivinó aquella santa 
y en silencio compartimos el dolor los dos.

Hoy, al recordar aquella madre y a su hijo 
que inútilmente mi ciencia atendiera 
de hinojos oré ante el crucifijo, 
y lloré, sin que nadie me viera…

viernes, 31 de marzo de 2017

NO TE RINDAS



 No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas, e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.

porque no estás solo, porque yo… te quiero.

viernes, 10 de marzo de 2017

MI PRIMER PACIENTE

Era una mañana de primavera 
y muchos aromas había en el ambiente 
cuando al sonar la hora primera 
tocó a la puerta mi primer paciente.

Una pobre mujer desesperada 
con un niño en brazos me miró de fijo 
y suplicó con palabra entrecortada: 
“doctor, doctor, salve a mi hijo”.

Un tierno retoño de cara angelical 
posaba en su regazo inconsciente 
denotando al parecer un grave mal 
que atacó su organismo de repente.

Examiné a la criatura con paciencia 
como un experto jardinero a su huerto, 
pero nada podía hacer mi ciencia 
porque aquel niño ya estaba muerto.

Un nudo forjose en mi garganta 
deteniendo el sonido de mi voz, 
su tragedia adivinó aquella santa 
y en silencio compartimos el dolor los dos.

Hoy, al recordar aquella madre y a su hijo 
que inútilmente mi ciencia atendiera 
de hinojos oré ante el crucifijo, 
y lloré, sin que nadie me viera…

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