POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

domingo, 31 de diciembre de 2017

AÑO NUEVO

A las doce de la noche, por las puertas de la gloria
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre,
sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria,
San Silvestre.

Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara,
de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión;
y el anillo de su diestra hecho cual si fuese para
Salomón.

Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina,
y su capa raras piedras de una ilustre Visapur;
y colgada sobre el pecho resplandece la divina
Cruz del Sur.

Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barco
donde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero?
Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arco
del Arquero.

A la orilla del abismo misterioso de lo Eterno
el inmenso Sagitario no se cansa de flechar;
le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Invierno
y le cubre los riñones el vellón azul del mar.

Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora;
doce aljabas cada año para él trae el rey Enero;
en la sombra se destaca la figura vencedora
del Arquero.

Al redor de la figura del gigante se oye el vuelo
misterioso y fugitivo de las almas que se van,
y el ruido con que pasa por la bóveda del cielo
con sus alas membranosas el murciélago Satán.

San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes,
del celeste Vaticano se detiene en los umbrales
mientras himnos y motetes canta un coro de laúdes
inmortales.

Reza el santo y pontifica y al mirar que viene el barco
donde en triunfo llega Enero,
ante Dios bendice al mundo y su brazo abarca el arco
y el Arquero.

martes, 28 de noviembre de 2017

MUERE LENTAMENTE


Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.

Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.

Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
No te impidas  ser feliz!

lunes, 18 de septiembre de 2017

NO HAY PURA LUZ

No hay pura luz

ni sombra en los recuerdos:
éstos se hicieron cárdena ceniza
o pavimento sucio
de calle atravesada por los pies de las gentes
que sin cesar salía y entraba en el mercado.


Y hay otros: los recuerdos buscando aún qué morder
como dientes de fiera no saciada.
Buscan, roen el hueso último devoran
este largo silencio de lo que quedó atrás.


Y todo quedó atrás, noche y aurora,
el día suspendido como un puente entre sombras,
las ciudades, los puertos del amor y el rencor,
como si al almacén la guerra hubiera entrado
llevándose una a una todas las mercancías
hasta que a los vacíos anaqueles
llegue el viento a través de las puertas deshechas
y haga bailar los ojos del olvido.


Por eso a fuego lento surge la luz del día,
el amor, el aroma de una niebla lejana
y calle a calle vuelve la ciudad sin banderas
a palpitar tal vez y a vivir en el humo.


Horas de ayer cruzadas por el hilo
de una vida como por una aguja sangrienta
entre las decisiones sin cesar derribadas,
el infinito golpe del mar y de la duda
y la palpitación del cielo y sus jazmines.


Quién soy Aquél? Aquel que no sabía
sonreír, y de puro enlutado moría?
Aquel que el cascabel y el clavel de la fiesta
sostuvo derrocando la cátedra del frío?


Es tarde, tarde. Y sigo. Sigo con un ejemplo
tras otro, sin saber cuál es la moraleja,
porque de tantas vidas que tuve estoy ausente
y soy, a la vez soy aquel hombre que fui.


Tal vez es éste el fin, la verdad misteriosa.


La vida, la continua sucesión de un vacío
que de día y de sombra llenaban esta copa
y el fulgor fue enterrado como un antiguo príncipe
en su propia mortaja de mineral enfermo,
hasta que tan tardíos ya somos, que no somos:
ser y no ser resultan ser la vida.


De lo que fui no tengo sino estas marcas crueles,
porque aquellos dolores confirman mi existencia.

martes, 29 de agosto de 2017

EN VERDAD OS DIGO QUE EL ADIÓS NO EXISTE


En verdad os digo
que el adiós no existe:
Si se pronuncia entre dos seres
que nunca se encontraron,
es una palabra innecesaria.

Si se dice entre dos que fueron uno,
es una palabra sin sentido.

Porque en el mundo real del espíritu
sólo hay encuentros
y nunca despedidas,
y porque el recuerdo del ser amado
crece en el alma con la distancia,
como el eco en las montañas del crepúsculo.

viernes, 11 de agosto de 2017

La inmortalidad

Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.

La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.

Poemas de Omar Khayyam


Toma una urna de vino, ve a sentarte al claro de
luna y bebe, diciéndote que mañana quizá la
luna te buscará en vano. 


Cada mañana, el rocío agobia a los tulipanes,
los jacintos y las violetas, pero el sol los libra
de su brillante carga. Cada mañana, el corazón
me pesa más en el pecho, pero tu mirada
lo libra de su tristeza.


El alba ha cuajado de rosas la bóveda del cielo.
Por el aire se pierde el canto del último ruiseñor.
El perfume del vino, ahora, es más ligero.
¡Y pensar que en este instante hay insensatos
que sueñan con honores y glorias!
¡Cuán sedosos tus cabellos, bienamada!

domingo, 25 de junio de 2017

EL ESCUDERO


(Para David Vallenilla, el valiente escudero y todos nuestros guerreros)



No pudo salvarlo, el escudero.

 Corrió rápido, con su escudo de
 cartón y sueños y saltó ante David,
 un segundo demasiado tarde.

 No eran realmente amigos,
 como, ya sabes, de la escuela
 o los scouts o vecinos de toda la vida.

 Eran más bien familia, a lo
 Enrique V, en donde todo aquel
 que derrama su sangre conmigo
 es mi hermano, en el día de San Crispín.

 Saltó con todas sus fuerzas, el escudero,
 pero la bala, disparada con odio,
 encontró su paso al cuello de David.
 “No te mueras, chamo”, rogó el escudero,
 mientras lo arrastraba fuera del peligro.

 Pero igual lo hizo.

 David murió en esa calle que fue
 campo de batalla, o su campo santo.

 David no tenía más arma que su juventud,
 su ingenuidad y quizás una piedra.

 Eso y su hambre de libertad.

 Demasiada amenaza para el guardia nacional,
 que jaló el gatillo y dejó a la bala volar.

 Algunos compañeros de lucha se
 llevaron el cuerpo.

Pero no el escudero.

 El escudero que atrás,
 se sentó en la acera.

 Y entonces el niño guerrero
 comenzó a llorar.

lunes, 29 de mayo de 2017

VENEZUELA ESTÁ VIVA


Me contaron que en tu país
hace falta maíz pero, no la tierra.

Que las balas son años sin declararle la guerra.

Que en las cajas fuertes hay papel higiénico.

Y en las calles se perdió por completo
el miedo escénico.

Me contaron que el incompetente y el presidente
son la misma persona.

Que la paz con el hambre ya no razona.

Me contaron que el miedo se escondió de la gente.

El que protesta lo tachan de delincuente.

Pero también me contaron que el sol sigue saliendo.

Que los gritos de las madres no pierden aliento.

Que la bandera todavía se mueve con el viento.

Y que las ventanas retumban del movimiento.

Porque la mentira le tiene miedo a lo cierto.

Porque Venezuela está viva.

Y el comandante está muerto.

domingo, 14 de mayo de 2017

LOS HIJOS INFINITOS


Cuando se tiene un hijo, 
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera, 
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga 
y al del coche que empuja la institutriz inglesa 
y al niño gringo que carga la criolla 
y al niño blanco que carga la negra 
y al niño indio que carga la india 
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños 
que la calle se llena 
y la plaza y el puente 
y el mercado y la iglesia 
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle 
y el coche lo atropella 
y cuando se asoma al balcón 
y cuando se arrima a la alberca; 
y cuando un niño grita, no sabemos 
si lo nuestro es el grito o es el niño, 
y si le sangran y se queja, 
por el momento no sabríamos 
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño 
que acompaña a la ciega 
y las Meninas y la misma enana 
y el Príncipe de Francia y su Princesa 
y el que tiene San Antonio en los brazos 
y el que tiene la Coromoto en las piernas.

Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala, 
todo llanto nos crispa, venga de donde venga. 

Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro 
y el corazón afuera. 

Y cuando se tienen dos hijos 
se tienen todos los hijos de la tierra, 
los millones de hijos con que las tierras lloran, 
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan, 
los que Paul Fort quería con las manos unidas 
para que el mundo fuera la canción de una rueda, 
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño, 
quiere con Dios adentro y las tripas afuera, 
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima 
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, 
porque basta para que salga toda la luz de un niño 
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos 
se tiene todo el miedo del planeta, 
todo el miedo a los hombres luminosos 
que quieren asesinar la luz y arriar las velas 
y ensangrentar las pelotas de goma 
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda. 

Cuando se tienen dos hijos 
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas, 
toda la angustia y toda la esperanza, 
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega, 
si el modo de llorar del universo 
el modo de alumbrar de las estrellas.







domingo, 16 de abril de 2017

EL CRISTO DE VELÁZQUEZ

¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?

¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.

Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivifico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno. Que eres, Cristo, el único
hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por ti quedó encumbrada. Desde entonces
por ti nos vivifica esa tu muerte,
por ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche.

Es sueño,
Cristo, la vida y es la muerte vela.

Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dió toda su sangre
por que las gentes sepan que son hombres.

Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.

Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno.

Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno.

Noche cariñosa,
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo salvador!

EN ESTA TARDE, CRISTO DEL CALVARIO

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.

 ¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

 ¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

 Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mi todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

 Y sólo pido no pedirte nada.

Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es sólo

la llave santa de tu santa puerta.

viernes, 31 de marzo de 2017

NO TE RINDAS



 No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas, e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.

porque no estás solo, porque yo… te quiero.

viernes, 10 de marzo de 2017

MI PRIMER PACIENTE

Era una mañana de primavera 
y muchos aromas había en el ambiente 
cuando al sonar la hora primera 
tocó a la puerta mi primer paciente.

Una pobre mujer desesperada 
con un niño en brazos me miró de fijo 
y suplicó con palabra entrecortada: 
“doctor, doctor, salve a mi hijo”.

Un tierno retoño de cara angelical 
posaba en su regazo inconsciente 
denotando al parecer un grave mal 
que atacó su organismo de repente.

Examiné a la criatura con paciencia 
como un experto jardinero a su huerto, 
pero nada podía hacer mi ciencia 
porque aquel niño ya estaba muerto.

Un nudo forjose en mi garganta 
deteniendo el sonido de mi voz, 
su tragedia adivinó aquella santa 
y en silencio compartimos el dolor los dos.

Hoy, al recordar aquella madre y a su hijo 
que inútilmente mi ciencia atendiera 
de hinojos oré ante el crucifijo, 
y lloré, sin que nadie me viera…

domingo, 31 de diciembre de 2017

AÑO NUEVO

A las doce de la noche, por las puertas de la gloria
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre,
sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria,
San Silvestre.

Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara,
de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión;
y el anillo de su diestra hecho cual si fuese para
Salomón.

Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina,
y su capa raras piedras de una ilustre Visapur;
y colgada sobre el pecho resplandece la divina
Cruz del Sur.

Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barco
donde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero?
Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arco
del Arquero.

A la orilla del abismo misterioso de lo Eterno
el inmenso Sagitario no se cansa de flechar;
le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Invierno
y le cubre los riñones el vellón azul del mar.

Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora;
doce aljabas cada año para él trae el rey Enero;
en la sombra se destaca la figura vencedora
del Arquero.

Al redor de la figura del gigante se oye el vuelo
misterioso y fugitivo de las almas que se van,
y el ruido con que pasa por la bóveda del cielo
con sus alas membranosas el murciélago Satán.

San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes,
del celeste Vaticano se detiene en los umbrales
mientras himnos y motetes canta un coro de laúdes
inmortales.

Reza el santo y pontifica y al mirar que viene el barco
donde en triunfo llega Enero,
ante Dios bendice al mundo y su brazo abarca el arco
y el Arquero.

martes, 28 de noviembre de 2017

MUERE LENTAMENTE


Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.

Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.

Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
No te impidas  ser feliz!

lunes, 18 de septiembre de 2017

NO HAY PURA LUZ

No hay pura luz

ni sombra en los recuerdos:
éstos se hicieron cárdena ceniza
o pavimento sucio
de calle atravesada por los pies de las gentes
que sin cesar salía y entraba en el mercado.


Y hay otros: los recuerdos buscando aún qué morder
como dientes de fiera no saciada.
Buscan, roen el hueso último devoran
este largo silencio de lo que quedó atrás.


Y todo quedó atrás, noche y aurora,
el día suspendido como un puente entre sombras,
las ciudades, los puertos del amor y el rencor,
como si al almacén la guerra hubiera entrado
llevándose una a una todas las mercancías
hasta que a los vacíos anaqueles
llegue el viento a través de las puertas deshechas
y haga bailar los ojos del olvido.


Por eso a fuego lento surge la luz del día,
el amor, el aroma de una niebla lejana
y calle a calle vuelve la ciudad sin banderas
a palpitar tal vez y a vivir en el humo.


Horas de ayer cruzadas por el hilo
de una vida como por una aguja sangrienta
entre las decisiones sin cesar derribadas,
el infinito golpe del mar y de la duda
y la palpitación del cielo y sus jazmines.


Quién soy Aquél? Aquel que no sabía
sonreír, y de puro enlutado moría?
Aquel que el cascabel y el clavel de la fiesta
sostuvo derrocando la cátedra del frío?


Es tarde, tarde. Y sigo. Sigo con un ejemplo
tras otro, sin saber cuál es la moraleja,
porque de tantas vidas que tuve estoy ausente
y soy, a la vez soy aquel hombre que fui.


Tal vez es éste el fin, la verdad misteriosa.


La vida, la continua sucesión de un vacío
que de día y de sombra llenaban esta copa
y el fulgor fue enterrado como un antiguo príncipe
en su propia mortaja de mineral enfermo,
hasta que tan tardíos ya somos, que no somos:
ser y no ser resultan ser la vida.


De lo que fui no tengo sino estas marcas crueles,
porque aquellos dolores confirman mi existencia.

martes, 29 de agosto de 2017

EN VERDAD OS DIGO QUE EL ADIÓS NO EXISTE


En verdad os digo
que el adiós no existe:
Si se pronuncia entre dos seres
que nunca se encontraron,
es una palabra innecesaria.

Si se dice entre dos que fueron uno,
es una palabra sin sentido.

Porque en el mundo real del espíritu
sólo hay encuentros
y nunca despedidas,
y porque el recuerdo del ser amado
crece en el alma con la distancia,
como el eco en las montañas del crepúsculo.

viernes, 11 de agosto de 2017

La inmortalidad

Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.

La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque sólo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.

Poemas de Omar Khayyam


Toma una urna de vino, ve a sentarte al claro de
luna y bebe, diciéndote que mañana quizá la
luna te buscará en vano. 


Cada mañana, el rocío agobia a los tulipanes,
los jacintos y las violetas, pero el sol los libra
de su brillante carga. Cada mañana, el corazón
me pesa más en el pecho, pero tu mirada
lo libra de su tristeza.


El alba ha cuajado de rosas la bóveda del cielo.
Por el aire se pierde el canto del último ruiseñor.
El perfume del vino, ahora, es más ligero.
¡Y pensar que en este instante hay insensatos
que sueñan con honores y glorias!
¡Cuán sedosos tus cabellos, bienamada!

domingo, 25 de junio de 2017

EL ESCUDERO


(Para David Vallenilla, el valiente escudero y todos nuestros guerreros)



No pudo salvarlo, el escudero.

 Corrió rápido, con su escudo de
 cartón y sueños y saltó ante David,
 un segundo demasiado tarde.

 No eran realmente amigos,
 como, ya sabes, de la escuela
 o los scouts o vecinos de toda la vida.

 Eran más bien familia, a lo
 Enrique V, en donde todo aquel
 que derrama su sangre conmigo
 es mi hermano, en el día de San Crispín.

 Saltó con todas sus fuerzas, el escudero,
 pero la bala, disparada con odio,
 encontró su paso al cuello de David.
 “No te mueras, chamo”, rogó el escudero,
 mientras lo arrastraba fuera del peligro.

 Pero igual lo hizo.

 David murió en esa calle que fue
 campo de batalla, o su campo santo.

 David no tenía más arma que su juventud,
 su ingenuidad y quizás una piedra.

 Eso y su hambre de libertad.

 Demasiada amenaza para el guardia nacional,
 que jaló el gatillo y dejó a la bala volar.

 Algunos compañeros de lucha se
 llevaron el cuerpo.

Pero no el escudero.

 El escudero que atrás,
 se sentó en la acera.

 Y entonces el niño guerrero
 comenzó a llorar.

lunes, 29 de mayo de 2017

VENEZUELA ESTÁ VIVA


Me contaron que en tu país
hace falta maíz pero, no la tierra.

Que las balas son años sin declararle la guerra.

Que en las cajas fuertes hay papel higiénico.

Y en las calles se perdió por completo
el miedo escénico.

Me contaron que el incompetente y el presidente
son la misma persona.

Que la paz con el hambre ya no razona.

Me contaron que el miedo se escondió de la gente.

El que protesta lo tachan de delincuente.

Pero también me contaron que el sol sigue saliendo.

Que los gritos de las madres no pierden aliento.

Que la bandera todavía se mueve con el viento.

Y que las ventanas retumban del movimiento.

Porque la mentira le tiene miedo a lo cierto.

Porque Venezuela está viva.

Y el comandante está muerto.

domingo, 14 de mayo de 2017

LOS HIJOS INFINITOS


Cuando se tiene un hijo, 
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera, 
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga 
y al del coche que empuja la institutriz inglesa 
y al niño gringo que carga la criolla 
y al niño blanco que carga la negra 
y al niño indio que carga la india 
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños 
que la calle se llena 
y la plaza y el puente 
y el mercado y la iglesia 
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle 
y el coche lo atropella 
y cuando se asoma al balcón 
y cuando se arrima a la alberca; 
y cuando un niño grita, no sabemos 
si lo nuestro es el grito o es el niño, 
y si le sangran y se queja, 
por el momento no sabríamos 
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño 
que acompaña a la ciega 
y las Meninas y la misma enana 
y el Príncipe de Francia y su Princesa 
y el que tiene San Antonio en los brazos 
y el que tiene la Coromoto en las piernas.

Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala, 
todo llanto nos crispa, venga de donde venga. 

Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro 
y el corazón afuera. 

Y cuando se tienen dos hijos 
se tienen todos los hijos de la tierra, 
los millones de hijos con que las tierras lloran, 
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan, 
los que Paul Fort quería con las manos unidas 
para que el mundo fuera la canción de una rueda, 
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño, 
quiere con Dios adentro y las tripas afuera, 
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima 
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, 
porque basta para que salga toda la luz de un niño 
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos 
se tiene todo el miedo del planeta, 
todo el miedo a los hombres luminosos 
que quieren asesinar la luz y arriar las velas 
y ensangrentar las pelotas de goma 
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda. 

Cuando se tienen dos hijos 
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas, 
toda la angustia y toda la esperanza, 
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega, 
si el modo de llorar del universo 
el modo de alumbrar de las estrellas.







domingo, 16 de abril de 2017

EL CRISTO DE VELÁZQUEZ

¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?

¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios; dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.

Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivifico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno. Que eres, Cristo, el único
hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por ti quedó encumbrada. Desde entonces
por ti nos vivifica esa tu muerte,
por ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por ti, el Hombre muerto que no muere
blanco cual luna de la noche.

Es sueño,
Cristo, la vida y es la muerte vela.

Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dió toda su sangre
por que las gentes sepan que son hombres.

Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.

Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno.

Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno.

Noche cariñosa,
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo salvador!

EN ESTA TARDE, CRISTO DEL CALVARIO

En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.

 ¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

 ¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

 Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mi todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

 Y sólo pido no pedirte nada.

Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es sólo

la llave santa de tu santa puerta.

viernes, 31 de marzo de 2017

NO TE RINDAS



 No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto. Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas, e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.

porque no estás solo, porque yo… te quiero.

viernes, 10 de marzo de 2017

MI PRIMER PACIENTE

Era una mañana de primavera 
y muchos aromas había en el ambiente 
cuando al sonar la hora primera 
tocó a la puerta mi primer paciente.

Una pobre mujer desesperada 
con un niño en brazos me miró de fijo 
y suplicó con palabra entrecortada: 
“doctor, doctor, salve a mi hijo”.

Un tierno retoño de cara angelical 
posaba en su regazo inconsciente 
denotando al parecer un grave mal 
que atacó su organismo de repente.

Examiné a la criatura con paciencia 
como un experto jardinero a su huerto, 
pero nada podía hacer mi ciencia 
porque aquel niño ya estaba muerto.

Un nudo forjose en mi garganta 
deteniendo el sonido de mi voz, 
su tragedia adivinó aquella santa 
y en silencio compartimos el dolor los dos.

Hoy, al recordar aquella madre y a su hijo 
que inútilmente mi ciencia atendiera 
de hinojos oré ante el crucifijo, 
y lloré, sin que nadie me viera…

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