POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

lunes, 12 de septiembre de 2016

LA VEJEZ

Me llegará lentamente 
y me hallará distraído 
probablemente dormido 
sobre un colchón de laureles. 
Se instalará en el espejo, 
inevitable y serena 
y empezará su faena 
por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata 
me pintará los cabellos 
y alguna línea en el cuello 
que tapará la corbata. 
Aumentará mi codicia, 
mis mañas y mis antojos 
y me dará un par de anteojos 
para sufrir las noticias.

La vejez... 
está a la vuelta de cualquier esquina, 
allí, donde uno menos se imagina 
se nos presenta por primera vez. 

La vejez... 
es la más dura de las dictaduras, 
la grave ceremonia de clausura 
de lo que fue, la juventud alguna vez.

Con admirable destreza, 
como el mejor artesano 
le irá quitando a mis manos 
toda su antigua firmeza 
y asesorando al Galeno, 
me hará prohibir el cigarro 
porque dirán que el catarro 
viene ganando terreno.

Me inventará un par de excusas 
para amenguar la impotencia, 
´que vale más la experiencia 
que pretensiones ilusas´, 
me llegará la bufanda, 
las zapatillas de paño 
y el reuma que año tras año 
aumentará su demanda.

La vejez... 
es la antesala de lo inevitable, 
el último camino transitable 
ante la duda... ¿qué vendrá después; 
La vejez
es todo el equipaje de una vida, 
dispuesto ante la puerta de salida 
por la que no se puede ya volver.

A lo mejor, más que viejo 
seré un anciano honorable, 
tranquilo y lo más probable, 
gran decidor de consejos 
o a lo peor, por celosa 
me apartará de la gente 
y cortará lentamente 
mis pobres, últimas rosas.

La vejez 
está a la vuelta de cualquier esquina, 
allí donde uno menos se imagina 
se nos presenta por primera vez. 

La vejez... 
es la más dura de las dictaduras, 
la grave ceremonia de clausura 
de lo que fue la juventud alguna vez.

lunes, 12 de septiembre de 2016

LA VEJEZ

Me llegará lentamente 
y me hallará distraído 
probablemente dormido 
sobre un colchón de laureles. 
Se instalará en el espejo, 
inevitable y serena 
y empezará su faena 
por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata 
me pintará los cabellos 
y alguna línea en el cuello 
que tapará la corbata. 
Aumentará mi codicia, 
mis mañas y mis antojos 
y me dará un par de anteojos 
para sufrir las noticias.

La vejez... 
está a la vuelta de cualquier esquina, 
allí, donde uno menos se imagina 
se nos presenta por primera vez. 

La vejez... 
es la más dura de las dictaduras, 
la grave ceremonia de clausura 
de lo que fue, la juventud alguna vez.

Con admirable destreza, 
como el mejor artesano 
le irá quitando a mis manos 
toda su antigua firmeza 
y asesorando al Galeno, 
me hará prohibir el cigarro 
porque dirán que el catarro 
viene ganando terreno.

Me inventará un par de excusas 
para amenguar la impotencia, 
´que vale más la experiencia 
que pretensiones ilusas´, 
me llegará la bufanda, 
las zapatillas de paño 
y el reuma que año tras año 
aumentará su demanda.

La vejez... 
es la antesala de lo inevitable, 
el último camino transitable 
ante la duda... ¿qué vendrá después; 
La vejez
es todo el equipaje de una vida, 
dispuesto ante la puerta de salida 
por la que no se puede ya volver.

A lo mejor, más que viejo 
seré un anciano honorable, 
tranquilo y lo más probable, 
gran decidor de consejos 
o a lo peor, por celosa 
me apartará de la gente 
y cortará lentamente 
mis pobres, últimas rosas.

La vejez 
está a la vuelta de cualquier esquina, 
allí donde uno menos se imagina 
se nos presenta por primera vez. 

La vejez... 
es la más dura de las dictaduras, 
la grave ceremonia de clausura 
de lo que fue la juventud alguna vez.

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