POESÍA INOLVIDABLE

POESÍA INOLVIDABLE

domingo, 23 de octubre de 2016

ROMANCE DEL NIÑO PORDIOSERO


Niño quejumbroso, ¿què tiene tu pelo?
En èl, por besarte, la brisa se enreda,
y entre la madeja de hilillos de seda
el polvo de otoño coloca su velo.

¿Què tienen tus ojos, niño pordiosero?
¿Què tienen tus ojos de luz desolada?
Frente a tus oscuros caminos de nada
son como murientes y hundidos luceros.

¿Què tienen tus labios, niño gemebundo,
si ya en sus corolas se asoma el hastìo
y de rama mustios su polen de frìo
como las espigas de mi erial profundo?

Niñito de pena, ¿què tienen tus manos,
que en lugar de lirios semejan ortigas
cuando en los portales imploran las migas 
y a la vida artera se tienden en vano?

¿Què tienen tus plantas, niño lastimero?
¡Si dejan rojeces de angustia tus huellas
cuando en muda cuita sonrojas la estrella
y cruzas la sombra de inhòspito alero!

Niñito de làgrimas de un mundo de hielo,
¡còmo veo mi culpa temblar en tu llanto!
Tu dolor acalla la risa y el canto
y deja en las almas su signo de duelo.

sábado, 1 de octubre de 2016

EL AMOR


Entonces dijo Almitra: Háblanos del Amor,
Y él alzó la cabeza y miró a la multitud, y un silenció cayó sobre todos, y con fuerte voz
dijo él:
Cuando el amor os llame, seguidle,
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, ceded a él,
aunque la espada oculta en su plumaje pueda heridos.

Y cuando os hable, creed en él,
aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños como
el viento del norte asola vuestros jardines.

Porque así como el amor os corona, debe crucificaros.
Así como os agranda, también os poda.

Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia
vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también
penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.

Como gavillas de trigo, se os lleva.
Os apalea para desnudaros.

Os trilla para libraros de vuestra paja.
Os muele hasta dejaros blancos.

Os amasa hasta que seáis ágiles,
y luego os entrega a su fuego sagrado, y os transforma
en pan sagrado para el festín de Dios.

Todas estas cosas hará el amor por vosotros para que
podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con
este conocimiento os convirtáis en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor
y el placer del amor,
Entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y
salgáis de la la era del amor,
Para que entréis en el mundo sin estaciones, donde
reiréis, pero no todas vuestras risas, y lloraréis, pero no
todas vuestras lágrimas.

El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.
El amor no posee, y no quiere ser poseído.
Porque al amor le basta con el amor.

Cuando améis no debéis decir "Dios está en mi corazón",
sino más bien "estoy en el corazón de Dios".

Y no penséis que podéis dirigir el curso del amor,
porque el amor, si os halla dignos, dirigirá él vuestros
corazones.
El amor no tiene más deseo que el de alcanzar su
plenitud.

Pero si amáis y habéis de tener deseos, que sean estos:
De diluiros en el amor y ser como un arroyo que
canta su melodía a la noche.

De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.
De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.

De sangrar de buena gana y alegremente.

De despertarse al alba con un corazón alado y dar
gracias por otra jornada de amor;
De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis
del amor;
De volver a casa al crepúsculo con gratitud,
Y luego dormirse con una plegaria en el corazón para
el bien amado, y con un canto de alabanza en los labios.


domingo, 23 de octubre de 2016

ROMANCE DEL NIÑO PORDIOSERO


Niño quejumbroso, ¿què tiene tu pelo?
En èl, por besarte, la brisa se enreda,
y entre la madeja de hilillos de seda
el polvo de otoño coloca su velo.

¿Què tienen tus ojos, niño pordiosero?
¿Què tienen tus ojos de luz desolada?
Frente a tus oscuros caminos de nada
son como murientes y hundidos luceros.

¿Què tienen tus labios, niño gemebundo,
si ya en sus corolas se asoma el hastìo
y de rama mustios su polen de frìo
como las espigas de mi erial profundo?

Niñito de pena, ¿què tienen tus manos,
que en lugar de lirios semejan ortigas
cuando en los portales imploran las migas 
y a la vida artera se tienden en vano?

¿Què tienen tus plantas, niño lastimero?
¡Si dejan rojeces de angustia tus huellas
cuando en muda cuita sonrojas la estrella
y cruzas la sombra de inhòspito alero!

Niñito de làgrimas de un mundo de hielo,
¡còmo veo mi culpa temblar en tu llanto!
Tu dolor acalla la risa y el canto
y deja en las almas su signo de duelo.

sábado, 1 de octubre de 2016

EL AMOR


Entonces dijo Almitra: Háblanos del Amor,
Y él alzó la cabeza y miró a la multitud, y un silenció cayó sobre todos, y con fuerte voz
dijo él:
Cuando el amor os llame, seguidle,
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, ceded a él,
aunque la espada oculta en su plumaje pueda heridos.

Y cuando os hable, creed en él,
aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños como
el viento del norte asola vuestros jardines.

Porque así como el amor os corona, debe crucificaros.
Así como os agranda, también os poda.

Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia
vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también
penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.

Como gavillas de trigo, se os lleva.
Os apalea para desnudaros.

Os trilla para libraros de vuestra paja.
Os muele hasta dejaros blancos.

Os amasa hasta que seáis ágiles,
y luego os entrega a su fuego sagrado, y os transforma
en pan sagrado para el festín de Dios.

Todas estas cosas hará el amor por vosotros para que
podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con
este conocimiento os convirtáis en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor
y el placer del amor,
Entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y
salgáis de la la era del amor,
Para que entréis en el mundo sin estaciones, donde
reiréis, pero no todas vuestras risas, y lloraréis, pero no
todas vuestras lágrimas.

El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.
El amor no posee, y no quiere ser poseído.
Porque al amor le basta con el amor.

Cuando améis no debéis decir "Dios está en mi corazón",
sino más bien "estoy en el corazón de Dios".

Y no penséis que podéis dirigir el curso del amor,
porque el amor, si os halla dignos, dirigirá él vuestros
corazones.
El amor no tiene más deseo que el de alcanzar su
plenitud.

Pero si amáis y habéis de tener deseos, que sean estos:
De diluiros en el amor y ser como un arroyo que
canta su melodía a la noche.

De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.
De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.

De sangrar de buena gana y alegremente.

De despertarse al alba con un corazón alado y dar
gracias por otra jornada de amor;
De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis
del amor;
De volver a casa al crepúsculo con gratitud,
Y luego dormirse con una plegaria en el corazón para
el bien amado, y con un canto de alabanza en los labios.


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